30.1.11

Capítulo 9.

Días después de aquello, Alex cayó enfermo. Su sistema inmunitario era demasiado débil como para aguantar los cambios de temperatura que se producían de pasar de una estación a otra. Los primeros días de invierno se los había pasado en cama, con fiebre. Napherti iba cada día a pasar la tarde a su lado, mientras que Kristin pasaba las tardes sin salir de su habitación. Cada vez que su hermano caía enfermo le invadía el miedo; no paraba de pensar en si acabaría yendo a peor. A pesar de que llevaba toda su vida de aquella manera, los médicos de la ciudad no habían encontrado una solución para mejorar su salud.

El día había amanecido con lluvia. Como llevaba haciendo toda la semana, Kristin miraba por la ventana, viendo como las gotas chocaban con el cristal y se deslizaban rápidamente hacia el final. Dio media vuelta y salió de su habitación por primera vez en aquel día; recordó que por la mañana una de las sirvientas le había dicho que el señor Xaver había traído pasteles de su último viaje a Wuxayu, una de las ciudades que limitaban con Zacxayu. Pasó por delante de la habitación de Alex antes de comenzar a bajar las escaleras. La puerta estaba cerrada, y no se escuchaba nada dentro.
-Hola Kristin…-saludó con tono entristecido una joven pelirroja cuando legó a la cocina.
Estaba delante suya, junto a una criada calentando algo de leche. Kristin le sonrió dulcemente, aunque no le había gustado encontrarla allí.
-Esto ya está señorita.-dijo la criada poniendo el vaso de leche en la bandeja que sostenía.
-¿Puedes llevárselo tú, por favor? Quiero hablar con la señorita Kristin.-dijo Napherti.
Salió de la cocina hacia las escaleras. Kristin la siguió con la mirada escaleras arriba hasta que la otra joven llamó su atención.
-¿Podemos hablar?-preguntó tímidamente.
-Claro… Perdona que esté algo ausente… no me encuentro muy bien…
-¿Quieres que llame al doctor? Está arriba con tu hermano…-parecía preocupada.
-No, no es por mi…-le costaba hablar.
No quería mantener una conversación con ella, y menos en relación con su hermano. Napherti comprendió su respuesta; sabía que estaba preocupada por Alex. Sonrió y se apoyó en la encimera de la cocina.
-Verás… sé que no has ido a ver a tu hermano en estos días, pero…-Kristin la miraba con sorpresa.-… él desea verte…
-Dile que no puedo.
Se dio media vuelta, olvidándose de los pastelitos por los que había salido de su habitación, pero la joven le suplicó.
-Por favor, tu hermano no hace más que decir tu nombre… y hay veces en las que ni siquiera está despierto… Por favor…
Se arrepentía de haber salido de su habitación. Era escuchar el nombre de Alex y entrarle ganas de llorar. No se volvió para mirarla y subió las escaleras. Llamó suavemente a la puerta de Alex y la abrió. Recordó la vez que cumplió quince años, y su hermano estaba tras la puerta. Pero esta vez no era así. Alex estaba en la cama con el doctor sentado a su lado. Se saludaron con una simple sonrisa y caminó hacia la cama para sentarse al lado del joven. Le costaba verlo de esa manera, parecía tan delicado. Tomó una de sus manos y la acarició.
-Se pondrá bien, Kristin…-dijo el doctor con una sonrisa.- Se está recuperando, el medicamento le está haciendo efecto, así que tranquila…
Le miró e intentó sonreír. El hombre se levantó y cogió su maletín. “Volveré mañana a primera hora” se despidió mientras cerraba la puerta de la habitación dejándola a solas.
Se tumbó en la cama junto a Alex, estando solamente separados por las mantas que tenía encima dándole calor. Le pasó en brazo por encima de su torso y se abrazó a él. No quería ni imaginarse perderle.
-¿Kristin?-preguntó alguien a su espalda.
Se incorporó asustada en la cama y miró hacia la puerta. Una mujer con un largo vestido de color azul marino se encontraba de pie mirándola con sorpresa. Kristin no supo qué decir. Se bajó de la cama y se adecentó su vestido, su hermano aún dormía.
-¿Qué hacías?-preguntó con voz baja la señora Xaver.
-Creí que Alex había murmurado algo y… me acerqué más para escuchar lo que decía…
La señora inspiró profundamente, conteniéndose, sabía que aquella joven le estaba mintiendo. Abrió más la puerta y la miró. Kristin entendió que quería que saliera de la habitación, y eso hizo, sin decir una palabra más.

-¿Se puede saber qué te pasa?
Su hermano la miraba preocupado al ver que ella ni se había inmutado por lo que le había dicho, no porque no le afectara, sino porque no lo estaba escuchando.
-Nada…
-A mi no me engañas, Kristin… ¿Estás nerviosa por la cena de esta noche?-preguntó.
-¿Por los Zac? Créeme que no…
-Viene tu amado Xavier-bromeó.
Vio como su hermana le desvió la mirada, cosa que le hizo dudar por un momento. Siempre había tenido claro los sentimientos de Kristin, pero sabía que había unos límites. ¿Habría cambiado en cuanto a sus sentimientos? Él intentaba demostrárselos cada vez que podía, pero hacía tanto que no tenían un momento a solas…
Miró hacia la ventana de la biblioteca; seguía lloviendo a mares. Bufó al pensar que la familia Zac llegaría algo mojada a su casa. Nunca le había gustado esa familia, empezando por la señora Zac; siempre que le veía le cogía de los mofletes recordándole lo mono que era o lo que había crecido. Su marido nunca hablaba, aunque intentaras mantener una conversación con él parecía que estuvieras hablando solo. Su hijo Xavier siempre estaba tonteando con Kristin, y ese simple hecho le ponía enfermo. La única que se salvaba era Luzie, que era una chica encantadora.
-Señoritos, la familia Zac acaba de llegar, su madre pide que vayan al comedor.-les avisó una de las sirvientas.
-Gracias Nerxin.-agradeció Alex.
-Ve tú a recibirlos, yo tengo que ir a ponerme el vestido que me ha regalado tu madre para hoy…-se aupó sobre sus pies y le dio un beso en la mejilla y sonrió.- Te veo ahora.

2 comentarios:

  1. T_T pobre alex ;( esta enfermo el pobre :D pero si es que esto de que sean casi hermanos les complica la vida T_T ;D quiero saber como ira la cena ;D necesito otra dosis de cap;D

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