27.1.11

Capítulo 7.

Desde el día en la mansión de los Yuix, Kristin no le había vuelto a dirigir ni una palabra a Alex. Lo evitaba a toda costa. No quería escuchar lo que tuviera que decirle. Así habían pasado días. Meses. El verano estaba a punto de dar paso al otoño y ella seguía evitando cada mirada o gesto que diera paso a una conversación.

El cielo se había nublado, y el día había desaparecido por completo. Kristin se encontraba sentada frente a la gran ventana de su habitación. El brillo de la luna através de las nubes se veía realmente hermoso. Apoyó su cabeza en el cristal y miró hacia la gran entrada de la parcela. Podía ver como los señores Xaver se montaban en un carruaje y tomaban carretera hacia quién sabe dónde a esas horas de la noche. Suspiró. Había veces que se olvidaba de sus padres. Habían pasado tantos años… tantos años sin respuestas, que ya se había cansado. Los había dado por perdidos. Su clase social no salía tan bien amparada por parte de la policía como podía una de la nobleza…

Llamaron a la puerta. Ella no contestó. Sabía que era Alex. Volvieron a llamar. Hizo oídos sordos, y siguió mirando por la ventana.
-Señorita…-murmuraron.
Se volvió asustada. Era Marie, una de las sirvientas.
-El servicio se ha retirado ya, quería saber si necesitaba algo más antes de irse a la cama.
-No, no... Puedes marcharte. Gracias.-le dedicó una sonrisa.
Se levantó de la silla cuando Marie cerró la puerta. Comenzó a cepillarse el pelo frente al espejo de su tocador. La puerta comenzó a abrirse poco a poco. Marie no la había cerrado bien. Dejó el cepillo y caminó hacia la puerta, la abrió del todo y asomó su cabeza al pasillo. Toda la casa estaba a oscuras; le ponía los pelos de punta. Miró a su izquierda y allí estaba Alex, sosteniendo una pequeña vela delante de la puerta de su habitación al otro lado del pasillo. Quedaron mirándose, y antes de que él dijera nada, Kristin cerró la puerta. Apoyó su espalda es ésta y respiró profundamente. ”Tranquilízate.”-pensaba. Le costaba muchísimo ignorar a su hermano. Empezó a caminar hacia su cama cuando Alex abrió la puerta sin previo aviso.
-¡¿Pero qué haces?!-Exclamó la chica.
-¡Al fin hablas! Creía que te habían cortado la lengua…-bromeó.
-Vete de mi habitación.-estaba enfadada.
-No pienso hacer eso.
-¡Que te largues!-gritó.
Se mordió el labio. Tenía tremendas ganas de llorar, ni siquiera sabía porqué.
-Está bien. Me voy. Pero no antes sin que me digas porque has estado pasando de mí todas estas semanas… No voy a irme sin una respuesta.-Cruzó sus brazos y se apoyó en la puerta.
¿Una respuesta? Kristin se quedó pensando. ¿Qué iba a decirle? Estaba resentida por aquel beso. Celosa. No podía dejar de pensar en él en ningún momento, aunque no le dirigiese la palabra. Que había esperado desde hacía años aquella misma escena, pero solo ellos dos, nadie más. Deseaba que la besara, ser lo que realmente eran de puertas adentro y olvidar las normas impuestas por la sociedad, los compromisos, el qué dirán...
 -Olvídame Alex.-se dirigió hacia él para intentar abrir sin éxito la puerta donde estaba apoyado.
-Estás fuerte, eh…-burló al ver a la chica intentando abrir la puerta con todas sus fuerzas.
Paró y se apoyó como su hermano en la puerta, dándose por vencida. Lo miró.
-Eres imposible…-suspiró.
-Fíjate en lo que dices… lo imposible es mantener una conversación contigo, Kristin.-su voz era tranquila.
Dejó de apoyarse en la puerta y se puso delante de ella. Le sonrió cálidamente mientas entrelazaba sus dedos con su pelo recogiendo los mechones que caían sobre su rostro.
-Si estabas dolida, resentida, celosa… solo tenías que habérmelo dicho.
-¿Quién ha dicho que esté celosa?-preguntó con voz entrecortada.
-Aunque no te des cuenta, lo estás gritando. Con cada mirada, con cada gesto que me dejas ver…
Tragó saliva. Tenía que estar totalmente ruborizada. Sintió calor recorrer su cuerpo, vergüenza, ganas de desaparecer. Se estremeció cuando Alex comenzó a bajar su mano por su mejilla. Sostuvo su rostro por un momento y la miró con dulzura.
-No quiero que me vuelvas a ignorar. No lo soporto. Por eso enfádate conmigo si quieres, puedes gritarme. Pero no me evites.
Sus palabras habían sido firmes. La besó en la frente, como hacía de costumbre, esperó a que Kristin se apartara de la puerta y salió de su habitación.

2 comentarios:

  1. T_T que tierno que es alex ;D la verdad es que me da pena kristin :( pero sigo sin entender porque beso a la otra chica T_T ;D como siempre espero con ansia el proximo capitulo ,D

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  2. vamos a ver si publica esto o me voy a tener que cabrear.

    te decia en el otro comentario perdido en las profundidades de las dimensiones paralelas:

    no se si te lo habre comentado pero me encanta como escribes y espero la siguiente parte de la historia con impaciencia rayana a la obsesion.

    tienes un buen estilo, escribes bn, plasmas los sentimientos facilmente y aunque tienes una tematica un tanto rosa para mi gusto, esta tan bien redactada que no puedo dejar de leerla.

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