20.2.11

Capítulo 11.

Llamó tres veces a aquella puerta, pero nadie le invitó a pasar. Sabía que Kristin estaba allí porque la llave estaba echada. Quedó pensativo por un momento, no sabía qué hacer. Aún seguía pensando en cómo la había fastidiado con aquel comentario. Pero de todas formas iba a enterarse de su compromiso, al fin y al cabo, iba a ser ella quien se casaría. Pero, quizás no fue la forma más adecuada de enterarse. Volvió a llamar suavemente a la puerta, aunque en el fondo deseara poder echarla abajo.
-Kristin... Supondré que has echado la llave porque te estás cambiando, aún así, me gustaría verte, porque hablarle a las puertas no es lo mío...
De nuevo silencio. Se mordió el labio por pura rabia. Miró hacia el fondo del pasillo, y vio la solución. Su madre siempre solía guardar una copia de la llave de cada estancia en un pequeño cajón de la mesilla del pasillo. Caminó hacia el mueble y abrió la cajonera. Buscó alo nervioso la que tenía la etiqueta de la habitación de su hermana y volvió de nuevo a plantarse frente a su puerta. La avisó de que entraría, metió la llave en la cerradura e hizo juego.
Sus miradas volvieron a cruzarse una vez más. Kristin seguía con el vestido rojo, sentada en la cama, con la almohada entre sus manos, y con sus mejillas mostrando el recorrido de sus lágrimas. Hubiera preferido que Alex no la hubiera visto de aquella manera, pero ahora ya le daba igual.
Comenzó a caminar hacia la cama sin prisa, dudando en qué decir, y si estaba bien que se acercara después de haberla hecho llorar. Finalmente acabó sentándose a su lado alzando su mano para limpiar el rastro de las lágrimas de su hermana.
-Kristin...-murmuró. De hecho fue lo único que llegó a decir.
No le salía las palabras ahora que la tenía de frente. ¿Cómo disculparse? Kristin le miraba con los ojos humedecidos, esperando a que su hermano le dijera algo más. Pero, de algún modo, sabía que no iba a haber palabras de por medio, que siempre que acababan en una situación así, Alex quedaba mirándola esperando a que pudiera comprender lo que sentía, que estaba realmente arrepentido por su comentario en la cena…
Cerró los ojos y comenzó a acercarse lentamente a su hermano. Quiso olvidarse del compromiso y de todo lo que le rodeaba en ese momento; de todo, menos de Alex.
Había estado segura por un momento de que llegaría a besarlo, pero se encontró de repente entre sus brazos. Le volvieron a entrar ganas de llorar.
Se separó de su hermana y se levantó de su lado. Fue entonces cuando ésta se dio cuenta de la presencia de la señora Xaver en su puerta. Ni se había enterado. Alex se retiró sin decir nada de su habitación.
-Hola, Kristin... -saludó la mujer cerrando la puerta.- Me gustaría hablar contigo.
-Es un poco tarde para ello, ¿no cree?-su tono era serio, estaba realmente enfadada con aquella mujer.
Caminó por la habitación hasta tomar asiento en la cama junto a la chica.
-Sé que lo que he hecho está mal. Debería haberte avisado del compromiso, pero sabía que te negarías...
-Pero... -la interrumpió.
-Déjame terminar-interceptó.-Xavier es un chico estupendo, hay un montón de familias que quisieran emparejar a sus hijas con él; pensé que era el chico correcto. Además, él te quiere…
-Pero, yo por él no siento nada, señora... -dijo mientras sus lagrimas volvían a brotar.
-Cuando me comprometieron con mi marido, tampoco sentía apenas nada, pero todo puede cambiar…
-No lo entiende... -murmuraba la joven agachando la cabeza.
-Lo entiendo Kristin-corrigió la mujer.- Pero el amor que sientes hacia mi hijo no puede ser correspondido.
La chica levantó rápidamente la cabeza. Lo sabía. Sabía sus sentimientos. Realmente se sentía avergonzada. Sabía que desde aquella vez que la había visto junto a Alex cuando estaba enfermo no la había creído.
-Pero... ¿Por qué no puede ser correspondido? Sé que la gente cree que somos hermanos, pero usted sabe que eso no es cierto.
-En ese caso, pasarías a ser plebeya.-objetó.
-Siempre lo he sido.-asumió.
-Entonces no dejaría que mi hijo se casase con tal.
-De acuerdo, lo he entendido-dijo desganada.- ¿Pero por qué su hijo no puede quererme?-volvió a preguntar.
-Porque él sabe que no debe hacerlo. Su amor debe pertenecer a su prometida-contestó levantándose de su cama.-Espero que te haya quedado claro, Kristin-le dijo antes de salir de la habitación, y después de que la joven volviese a agarrarse a la almohada para desahogarse.

1 comentario:

  1. Te escribo este comentario para decirte que voy a seguir este blog, Claire :) Y que aunque me lleve tiempo porque la historia está muy avanzada, me la voy a leer enterita. Te daré mi opinión pronto ^^

    Un besazo,

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